A pesar de las buenas intenciones de los creadores para explicar su impresentable obra, no estoy en absoluto de acuerdo con este invento que pretende motivar a los niños a que hablen gallego, valiéndose de unos títeres en los que el «malo» habla en castellano y los «superhéroes» en gallego, por supuesto. Por cierto, el villano se llama Maldito (vean el ingeniosísimo juego de palabras: «mal dito» significa «mal dicho»). No, señores, esto no es motivar, es «comer el tarro». Algunas iniciativas privadas y las instituciones gallegas ya no saben qué inventar para obligarnos a que nos expresemos en gallego, por eso van a lo fácil que es tomar a los ‘peques’ por anormales y «comerles la cabeza». Sigan así; al final hasta conseguirán que dejemos de sentirnos orgullosos de ser de nuestra tierra.
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